En los últimos 2 años, el software ERP también fue atravesado por “la pandemia”. Como sucedió con la mayoría de las actividades, la misma trajo y reafirmó cambios que llegaron para quedarse y se afianzaron en el ámbito laboral y el comportamiento cotidiano de las personas. ¡Conoce las tendencias que se vendrán el próximo año!
Tener que quedarnos en nuestros hogares hizo que herramientas informáticas que hasta el momento eran muy poco usadas, pasaran a tener un protagonismo central: Zoom, Google Meet, Skype, Discords, solo por mencionar las más conocidas, se convirtieron en el estándar para poder seguir operando y, en muchos casos, hubo que incorporarlas de la noche a la mañana.
Juan Carlos Wassaul, Gerente de Operaciones de Grupo Calipso
Con los ERPs pasó algo similar: de repente tuvieron que dar solución a ese mismo problema. Pero a diferencia de otras herramientas informáticas, los ERPs tradicionales y muchos de los World Class, no podían adaptarse tan rápidamente a la tarea de distribuirse inmediatamente en donde los usuarios estuvieran. El motivo: los ERPs tradicionales son más “pesados”, tecnológicamente más complejos, sin preparación para estar en la nube, sin la seguridad adecuada y con muy poca experiencia.
Por eso, los más beneficiados en esta situación fueron las empresas y personas que ya venían trabajando en herramientas diseñadas para correr en la nube.
Hay situaciones en el devenir histórico que son disruptivas y están quienes se anticipan a la tendencia, aprovechan las circunstancias y logran capitalizarla. Un ejemplo es la industria automotriz y la influencia que tuvo la crisis del petróleo de los años 70, cuando se introdujeron al mercado americano los autos japoneses: esta crisis provocó una demanda global impensada por su bajo consumo y eso los catapultó al mundo. Luego demostraron estar a la altura de las circunstancias, agregando calidad, confort y seguridad, ganando a partir de ese momento, un gran espacio en el mercado que aún sigue en crecimiento.
En el software de gestión, con los gigantes del ERP pasó algo similar: no anticiparon la llegada de la nube, no hicieron el cambio tecnológico necesario para adaptarse a esta creciente modalidad de distribución de software y, como en el caso anterior, el mercado lo fueron tomando otros ERPs, más modernos, livianos, interoperables y concebidos para habitar en la nube.
El 2023 seguirá dando protagonismo a los ERPs concebidos para entornos distribuidos, persistirán las migraciones de la tierra (on premise) a la nube (SaaS), continuarán las integraciones con diversos aplicativos y la ventaja nuevamente estará del lado de quienes vienen trabajando hace mucho tiempo en la construcción de software diseñado para una nueva modalidad.
El reciente enfoque de desarrollo de software con arquitectura de microservicios, impulsa también a estos ERPs a los entornos más colaborativos y tecnológicamente exigentes. Las APIs son -y lo serán aún más en el futuro-, el centro de conexión de los sistemas más diversos que día a día necesitarán integrarse: softwares financieros, organismos estatales, incluso los ERPs (modernos y antiguos), formarán parte de una gran red de información que tendrán a la nube como el elemento común de residencia.
El desafío es enorme, las tecnologías y métodos de programación muy heterogéneos y habrá que poner la imaginación y el talento al servicio de la interconexión. Y donde no llegue la normalización (APIs), entrarán los robots de software (RPA por sus siglas en inglés Robotics Process Automation) que, entre otras cosas, con Inteligencia Artificial podrán identificar datos e información determinada y así completar las integraciones necesarias para que los datos fluyan por las organizaciones.
Juan Carlos Wassaul
Gerente de Operaciones de Grupo Calipso